martes, 28 de abril de 2009

"EL DIARIO EL MUNDO" DEFINE A SEAN


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Sean O’Curneen
El nuevo centrista
• Español de padre irlandés. Ha pasado por París, Londres y Bruselas
• Se presenta por el CDL, dirigido a los exhaustos de las luchas entre PP y PSOE
María Ramírez (Corresponsal) | Bruselas
Actualizado domingo 26/04/2009 21:57 horas

Sean O’Curneen (www.sean2009.es) tiene pegado en la puerta de su despacho un mapa del Universo de National Geographic que muestra, a través de cilindros con recuadros que miden la distancia en años luz, el Sistema Solar, parte de la Vía Láctea, que es una galaxia dentro del Grupo Local, contenido a su vez en el Supercúmulo de Virgo.
Al astrofísico y periodista convertido en político, y quien encabeza ahora la lista europea del último experimento de partido centrista nacional en España, el CDL, le gusta explicar el mapa, que ha viajado con él por Europa —desde su debut periodístico en Francia hasta la Alcaldía de Londres y ahora al Comité de las Regiones en Bruselas, donde representa a los liberales—, como receta contra las tensiones y frustraciones cotidianas.
A veces, lo enseña y exclama, "no te preocupes por este tema que nos enfrenta, porque todo esto está ocurriendo en este puntito de aquí", enfatiza ante el mapa, que le recuerda, como la Astrofísica, "lo insignificantes que somos".
Pese a que aún sigue leyendo sobre "la ciencia más bonita", seis meses antes de acabar la carrera, O’Curneen Cañas —nacido hace casi 39 años a las afueras de Washington de padre irlandés y madre española— entendió que no quería ser científico porque le "interesaba demasiado la sociedad", y decidió que el Periodismo, posiblemente político, era su camino, aunque, por su formación, después de algunos pinitos en la prensa francesa e incluso en este diario (estuvo de prácticas en los 90) acabara haciendo documentales sobre planetas para la BBC en Londres. Allí, en plena explosión de la Tercera Vía y con el entusiasmo del primer Blair, le tentó el proyecto de reconstruir la Alcaldía londinense que Margaret Thatcher había desmantelado.
Como quería ver la política "del otro lado", se ofreció para formar parte del equipo de prensa de la Autoridad del Gran Londres justo antes de que fuera elegido como alcalde Ken Livingstone, europeísta con ganas de relacionar su ciudad con París, Nueva York o Madrid, una misión en la que O’Curneen, por su vida, su profesión y sus idiomas, encajaba a la perfección.
Entonces era sólo un funcionario, pero sus charlas con un miembro de la Asamblea de Londres, Graham Tope, le convencieron a afiliarse a los liberales británicos.
En 2004, el partido le ofreció una plaza que quedaba libre en Bruselas, en el Comité de las Regiones, institución casi desconocida, como reconoce O’Curneen, pero donde, en realidad, se trabaja de manera intensa. Dos tercios de la legislación comunitaria, insiste él, se aplica a nivel local.
España, una democracia 'estancada'
Aparte del apoyo de sus colegas europeos para que España tenga un tercer partido como casi todos sus vecinos de la UE, confía en la ilusión del electorado cansado de las batallas entre PP y PSOE, si bien reconoce tener poco acceso a la élite política o de los medios de comunicación, temerosa, según él, de apoyar experimentos que no han salido bien hasta ahora.
"La historia del centrista, del liberalismo progresista, en España es complicada. Hace falta demostrar que hay otras oportunidades", reconoce, en un salón del suntuoso edificio de cristal del Comité de las Regiones.
Los nuevos políticos se enfrentan, además, a la falta de tejido democrático en un España, donde, por ejemplo, sólo el 20% de los ciudadanos pertenece a asociaciones —en EEUU, es el 70%—, una laguna que obsesiona al candidato, que considera que "la democracia española se ha quedado estancada". "Los dos partidos mayoritarios han hecho poca cosa por fomentar la ciudadanía activa", dice.
Para él, la corrupción local masiva se debe precisamente a la falta de hábito al rendimiento de cuentas y el control social. El contacto más directo con los representantes es lo que "reduce el riesgo" de la ilegalidad, pero esa cultura democrática, defiende, no puede existir si no la impulsan los partidos políticos.
Reservado en lo personal —se resiste a hablar de su familia, dedicada a la cultura y, en el caso de su padre, a la enseñanza del inglés—, O’Curneen es un entusiasta de la comunicación pública. Su lema es "hablando se entiende la gente", si bien, por ejemplo, dado el significado distorsionado que, considera, tiene ahora en España, no quiere pronunciar la palabra diálogo en relación al terrorismo (que ha vivido varias veces de cerca, en Madrid, Londres y hasta Nueva York, donde estaba, por trabajo, el 11-S).
Se anima al comentar el cambio que cree necesita el país, que "no puede seguir basando su crecimiento en el turismo y la construcción" —su dependencia exterior hará, vaticina, que sea "el último en salir de la recesión"—, o la imposibilidad de que la UE sea competitiva sin sacar todo "el potencial" económico, social o científico nacional; "¿cuántos Nobel de Ciencias son españoles?", pregunta como ejemplo de las carencias. "Europa necesita que España rinda", dice el candidato.
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/04/26/union_europea/1240775147.html

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